Arq. Martín Gómez Platero
Director de Gómez Platero Arquitextos
Con cuatro oficinas en la región y obras en 25 ciudades de 11 países, el estudio Gómez Platero Arquitectos, desde su fundación en 2002, lleva construidos más de un millón y medio de metros cuadrados. Actualmente ejecuta el proyecto de las nuevas bodegas de almacenamiento de COSTA LOGÍSTICA.
-¿Cómo fue tu proceso de trabajo en el diseño de la nueva planta de Costa Logística?
-Cuando nos vinieron a ver, lo primero que nos pidieron fue un master plan general, para explotar a fondo ese terreno, desde todo punto de vista. Hicimos un master plan general tomando en cuenta, además de lo que estamos haciendo en la obra, otros posibles usos. Con base a ese master plan se decidió en la primera etapa este gran galpón logístico de 7000 metros cuadrados y 11 metros de altura que estamos haciendo. Es una estructura metálica que tiene una aislación térmica. A eso se suma un lugar para almacenar productos de laboratorio, que se exige que esté fuera del galpón que va a tener alrededor de 400 metros cuadrados y 5 metros de altura, para una demanda de laboratorio que ya tienen, debe poseer determinadas características que son exigidas por el cliente. La obra ya está adjudicada y encaminada; está empezando el pilotaje. Vamos a todo trapo y prevemos la inauguración para mediados de 2020.
-En los objetivos que se enuncian en un cartel, apenas uno entra al estudio, aparece el de «dejar encantado al cliente». ¿Cómo lo definirías?
-Es como una obsesión que tenemos en el estudio, consistente en tener al cliente siempre encantado. Pedimos evaluaciones mensuales a nuestros clientes, de 1 a 5, y si no son 4 o 5, actuamos rápidamente en consecuencia. Como estudio, la única forma de subsistir como deseamos, es con clientes encantados. Todo el equipo lo tiene grabado a fuego.
-Hay un componente de sorprender al cliente…
-Al cliente siempre le pedimos un brief de lo que quiere y sobre ese brief, lo que nos proponemos es entregar al cliente algo que estamos viendo más allá para sorprenderlo y lograr cosas distintas. Siempre pongo el ejemplo de Nuevocentro Shopping: el Cr. Carlos Lecueder nos encargó el shopping, y nuestro jefe de diseño Arturo de los Santos me dice «Y si ponemos dos torres residenciales?» Me encantó, fuimos a planteárselo a Lecueder y le encantó la propuesta. La fortaleza del estudio es el equipo. El equipo es lo que hace bueno al estudio y la sinergia que tenemos entre nosotros: cada uno de los gerentes en su área es lo que hace al estudio ser fuerte. Tiene un equipo muy capaz en áreas totalmente distintas. En Gerenciamiento de Obra, en Anteproyecto, en Proyecto Ejecutivo… Me encantaría decir que nos va bien porque yo soy un capo (risas) pero nos va bien porque el equipo que tenemos es buenísimo. Y surgen esas ideas.
-Al ser un proyecto tan utilitario, ¿eso rebaja la posibilidad de trabajar con creatividad y diseño?
– No necesariamente. La creatividad está en hacer lo simple bien hecho, totalmente eficiente. El galpón tiene algún detalle que lo hace diferente, pero la creatividad es hacerlo rentable, en el menor plazo posible, que cueste lo menos posible y que cumpla… estamos al servicio del cliente y tenemos que buscar su rentabilidad. No hacemos una obra para lucirnos nosotros. Entonces ponemos la creatividad en función de que el proyecto sea lo más rentable posible para el cliente. Y en este caso también se da que el cliente es humanamente especial, gente de primera.
-Vemos una gran cantidad de desarrollos en América Latina…
-Hoy estamos trabajando en México, Guatemala, Panamá, Costa Rica, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay. Los arquitectos uruguayos tienen una oportunidad enorme de trabajar afuera. Nuestra ventaja competitiva es que siguen saliendo excelentes arquitectos en Uruguay. Hay estudios de gente muy joven, como Mapa, que es de gente muy joven y la rompe aquí y afuera, es la gente que ganó el Antel Arena, el edificio de la CAF. Esos dos proyectos son buenos en cualquier parte del mundo, hechos por arquitectos jóvenes uruguayos. A eso sumale la facilidad de exportar diseños. El mundo de hoy nos da todo para poder hacerlo. El tema es actitudinal: ahí tenemos que mejorar los uruguayos. Mi padre (n. de r.: el renombrado arquitecto Guillermo Gómez Platero) decía que para alguna gente el mundo es chico, para otra es enorme… Bueno, para los uruguayos el mundo tiene que ser chico: nos tenemos que tomar el avión para ir adonde sea. El otro día me preguntaban qué tenía que cambiar la universidad en los próximos 20 años. Y es imposible decirlo, porque en los próximos cinco años habrá más cambios que en los últimos 50. Lo único que cambiaría es la parte actitudinal de los muchachos, estimular el emprendedurismo para que sepan que se puede comer el mundo afuera, que tienen las herramientas para hacerlo.
-Uruguay ha dado al mundo grandes arquitectos en todas las épocas…
-Uruguay siempre tuvo ejemplos muy fuertes de buena arquitectura. En la década del 30, la época del art decó, edificios como el Palacio Lapido, son buenos en cualquier lugar del mundo. En aquella época trabajar afuera era mucho más complejo, si bien tú vas a Washington y ves el edificio de la Organización Mundial de la Salud, fue un concurso que lo ganó Román Fresnedo Siri, es un edificio que tiene reminiscencias del Palacio de la Luz de UTE, como Julio Vilamajó, que integró el equipo de arquitectos consultores que diseñó la sede de la Organización de Naciones Unidas en Nueva York.
En esa época era todo mucho más difícil, pero ahora ha cambiado. Vos entrás un día en este estudio, y en una sala vas a ver a arquitectos haciendo una teleconferencia con México, en otra con Costa Rica, además de lo que viajamos todo el tiempo, la comunicación por videoconferencia es diaria. Otro aspecto es el respeto a los bienes patrimoniales, para ponerlo en valor y para que sea la base para hacer arquitectura contemporánea. Soy hincha del respeto patrimonial, pero no para inmovilizarnos sino para avanzar con lo contemporáneo, respetando lo antiguo.
Lo patrimonial no es solo lo antiguo: hay obras modernas que ya deben ser consideradas como tales, porque son espectaculares. Por ejemplo, la obra de Samuel Flores, la casa Poseidón a la entrada de Punta del Este… Es patrimonial. Hay ejemplos en Europa de como al lado de una iglesia histórica podés levantar un edificio absolutamente moderno… Es un tema de escala y cómo los buenos arquitectos logran congeniar. Hay una visión que asimila lo patrimonial a la inmovilidad y a los uruguayos nos queda cómoda esa falta de audacia, de no toquen nada. A veces pienso que en la época actual la rambla sur no se hubiera construido, y mirá la obra que es… Falta un poco de audacia.